Las enseñanzas que más intentamos olvidar son las mismas que intentamos aconsejar; nunca fue mal consejero aquel que así mismo nunca lo hace objeto de consejo, sujeto a la palabra y hábil en la vuelta de tuerca de las propias respuestas.
No me mires así, te describo como la palabra que no pronuncias, como los ojos que están ciegos y los labios que no se inmutan.
He hallado un punto de luz entre las quimeras y las falsas adulaciones.
Se exactamente el rincón de mi propia habitación.
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